La existencia de las dos fuerzas en tal movimiento hace que su ser sea más bien puro ser-puesta mediante otra (o sea, signifique desaparecer). No son extremos que retengan algo (para sí). Su esencia consiste en ello.
Esos extremos, por tanto, no tienen “en realidad ninguna sustancia propia que los portase”.
La verdad de la fuerza [como verdadero que es en sí, cf. 3.2] se queda en pensamiento. Y los momentos de su realidad [efectiva] se precipitan en una indistinta unidad que no es la fuerza acumulada, pues ella es uno de ellos, sino el concepto de fuerza en cuanto concepto (una universalidad).
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