La conciencia se examina a sí misma (examen que nosotros, simplemente, contemplamos). Es decir, que no sólo el crierio y aquello que hay que examinar están dados en la conciencia, y no hemos de aportarlos nosotros, sino que, además, nos vemos dispensados del trabajo del examen.
Luego la filosofía es pura contemplación... (esto se matiza en 0.15).
El examen en ella viene dado porque la conciencia es conciencia del objeto y conciencia de sí misma (de su saber del objeto).
[Nótese que ahí el objeto es lo que antes fue denominado el en-sí o lo esencial].
Como es ambas cosas, también sabe de la congruencia o incongruencia entre uno y otro.
Hay una distinción presente en ella, que permite el examen.
Ojo, al cambiar su saber, cambia también su criterio (su objeto). Parecería que ha de ajustar el saber al objeto, pero el objeto es relativo al saber... (“el criterio del examen cambia cuando aquello para lo que debería servir como criterio no resiste el examen”).
Hegel ha establecido la necesidad de establecer un criterio para distinguir la validez de las representaciones u objetos cuando son comparados (si objeto y concepto se corresponden) y tal criterio necesariamente está presente en nuestra conciencia. Pero podríamos presentarle la siguiente cuestión. Podemos concederle a Hegel la necesidad de criterio pero como reconoce la conciencia que tal criterio es el adecuado. Hegel ha justificado la necesidad de criterio en virtud de la capacidad reflexiva de la conciencia pero ¿cómo elige o se da la conciencia el criterio? ¿Lo aprehende en virtud del contenido de las representaciones? ¿Hay algún tipo de conexión interna entre las representaciones? ¿O el criterio forma parte de algún tipo de acuerdo social? Por lo tanto el criterio necesariamente, ¿ha de ser carácter histórico?
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