Lo universal incondicionado es de ahora en adelante el verdadero objeto para la conciencia, pero sólo en cuanto objeto de ella.
[Se puede decir que] la conciencia no ha aprehendido todavía su concepto en cuanto concepto. El objeto es en sí concepto al haber retornado a sí a partir de su relación con otros. Pero la conciencia no se reconoce todavía ahí [o en ese concepto].
Para nosotros, sin embargo, ese objeto está hecho por el movimiento de la propia conciencia, de modo que (o hasta el punto de que) la conciencia está entretejida con el devenir de ese objeto.
Conciencia y objeto son, para nosotros, la misma reflexión.
Para la conciencia, empero, el objeto sigue siendo lo esencial, de lo que ella se retira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.